domingo, 17 de diciembre de 2017

Clases N° 20, 21 y 22 /año 4 - martes 14, 21 y 28 de noviembre 2017

LA BÚSQUEDA 
DE LA IDENTIDAD 
EN ALEJANDRA PIZARNIK
Y FIN DE CURSO


Felizmente –por lo menos a nosotros –se nos fue este año 2017 mientras trabajábamos en poesía. Porque la poesía protege, cobija, ampara, sacude, pregunta. Esta es la síntesis de las tres últimas clases que tuvimos en el Taller literario Abordajes poéticos.
Agradezco profunda y cálidamente la confianza depositada en mí por parte del Consejo de Administración de la Fundación Argentina para la Poesía –Lidia Vinciguerra, Norberto Barleand, Daniel Couto– durante los últimos cuatro años en que me desempeñé en esta grata tarea. 

Lo hice con profunda vocación y con la plena convicción de que sí se puede enseñar a utilizar las herramientas poéticas, y que trabajar es el camino. Se aprende a escribir escribiendo, como lo acaba de decir Margaret Atwood en su visita esta semana a la Biblioteca Nacional:


 “Como consejo a las nuevas generaciones de escritores, dijo: ´Escriban, escriban, lean, lean, lean. Cuando leemos a otros autores estamos cultivando nuestro estilo y aprendiendo técnicas narrativas. No se sientan inhibidos, el tacho de la basura está hecho para ustedes. Escriban todos los días y sigan leyendo´. En su caso, contó que, como rutina, escribe al menos dos páginas diarias”.  






La mecánica de las últimas tres clases fue la siguiente. 

Las que dedicamos a la poesía y al pensamiento de Alejandra Pizarnik, hicimos un abordaje desde lo semántico. En la primera, fuimos a la fuente de su correspondencia y a sus diarios (abajo, la portada de la edición de Ed. Lumen (2010, edición a cargo de Ana Becciu), encontramos el hilo de Ariadna para lentamente ir tirando de él: llegamos a la conclusión de que la identidad es su narrativa, y su gran tema poético fue la búsqueda y construcción de esa identidad.



Quiso experimentar desde el poema como lugar salvador, como exorcizador de la palabra. Tal vez podría decirse en un psicologismo barato que el personaje se comió a la persona. Y que esa profunda búsqueda la condujo por un camino tan sinuoso como atormentador hacia una terroríficamente seductora bisagra: llegó a un límite, una peligrosa frontera de la palabra en la que fue poderosamente atraída por el abismo.

Como dijimos, el tema más importante en la lírica pizarnikiana es el yo lírico cuestionado, el quién soy enfrentado al espejo del quiénes somos, el devastador y eterno tema socrático que en el sangriento siglo XX hizo visible el existencialismo: la identidad. Pizarnik tiene un desvelo por nombrarse a ella misma, darse identidad. Sabe que tiene un problema con su yo, con mirarse al espejo.

En nuestro siguiente encuentro trabajamos algunos de sus poemas vinculados precisamente con el tema de la identidad. 



Leímos:

MUCHO MÁS ALLÁ

¿Y qué si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me da a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
Este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
<¿es que yo soy? ¿verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?>.

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues eso es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.




EL DESPERTAR

A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Que haré con el miedo
Que haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones quemasen palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada

Señor
tengo veinte años

También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos

porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo


1

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace


6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

8

Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá. No es verdad que no vendrá.

10

un viento débil
lleno de rostros doblados
que recorto en forma de objetos que amar

11

ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

13

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

14

El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

18

como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme

20

dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

A Laure Bataillon

23

una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

24

(un dibujo de Wols)

estos hilos aprisionan a las sombras
y las obligan a rendir cuentas del silencio
estos hilos unen la mirada al sollozo


En el último encuentro pedí a los talleristas que trajeran dos poemas preferidos: uno propio y otro de otro/a poeta. Cada uno leyó estas dos elecciones, trabajamos esos textos y sus recursos. Finalmente, brindamos por un nuevo año pleno de poesía y con los poquitos que fuimos, tomamos esta foto. 

Gracias siempre a la cálida presencia y asistencia de Norma Belleri. Gracias nuevamente por el espacio a la Fundación Argentina para la Poesía y a la Sociedad Argentina de Escritores. 

En 2018 nos veremos aquí o allá, donde los buenos vientos nos junten. 

Que como dice aquella antigua Bendición Celta:


Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar, 
que Dios te sostenga suavemente

en la palma de su mano.








La Yapa

1Escrito con un nictógrafo, poema de Arturo Carrera en la voz de Alejandra Pizarnik 


2Un documental hecho en 1993 https://www.youtube.com/watch?v=hFABP0HrB0o


3Documentales hechos por el Canal Encuentro: "En esta noche, en este mundo" y "Memoria iluminada"





¡Nos deseo un gran año poético! ¡Felicidades!!!! Por un muy buen 2018 pleno de buenas metáforas que nos expresen.

Los talleristas que quieran, suban sus poemas :), los esperamos siempre.























martes, 5 de diciembre de 2017

Clase N° 19 /año 4 - martes 7 de noviembre 2017

UN RARO Y CASI DESCONOCIDO LUGONES


Ante todo, debo pedir disculpas por discontinuar de colocar las clases del Taller literario Abordajes poéticos. ¡Ahh, los avatares y las circunstancias de la vida!!

Pero aquí estamos de vuelta. En esta clase veremos a un Lugones casi desconocido, el de la lírica propiamente dicha, y el único que tal vez influyó efusivamente en la poética de Borges.

Trabajamos mucho el bello y poco difundido poema Olas grises, perteneciente a El libro de los paisajes, 1917,

de hace cien años. Sus recursos, su construcción, su vocabulario sencillo, que es un poema que podría haberse escrito hace dos mil años y allí estaría de la misma manera intacto el sentimiento de la tristeza de ver llover en el mar, el tema de este poema.



 Lugones, diez poemas comentados, editado por EUFyL, 2016


Olas grises

Llueve en el mar con un murmullo lento.
La brisa gime tanto, que da pena.
El día es largo y triste. El elemento
duerme el sueño pesado de la arena.

Llueve. La lluvia lánguida trasciende
su olor de flor helada y desabrida.
El día es largo y triste. Uno comprende
que la muerte es así..., que así es la vida.

Sigue lloviendo. El día es triste y largo.
En el remoto gris se abisma el ser.
Llueve... Y uno quisiera, sin embargo,
que no acabara nunca de llover.

Y leímos además uno de los trabajos del libro Lugones, diez poemas comentados, editado por EUFyL, 2016. En especial, el realizado allí por Guillermo Saavedra, titulado “La infinita pena del agua”, sobre este poema.
Formalmente, se trata de tres cuartetos endecasílabos, con rima cruzada, en el que el yo lírico cuenta que está viendo llover sobre el mar.

Dice Saavedra al respecto: “Los poemas de Lugones son, muchas veces, magníficos relojes en los que es más visible el mecanismo que los hace funcionar que la hora que se obstinan en medir.
Pero, a pesar de que en ella abundan los ademanes ampulosos, el hipérbaton y la aspiración al monumento, en la obra poética de Lugones también se encuentran algunos de los momentos más originales y conmovedores de la lírica en lengua española”.

En este poema se siente el trance hipnótico provocado por la monotonía de lo invariablemente gris.

Los recursos que aquí utiliza Lugones son simples: encabalgamientos, reiteraciones son variaciones sutiles, aliteraciones, un vocabulario y sintaxis sencillos. Y allí está la clave, precisamente.

“En ´Olas grises´, Leopoldo Lugones –dice finalizando su texto Saavedra- ha sabido escandir las dos muertes del agua –cóncava en la ola y vertical en la lluvia-, rimándolas entre sí, para que la interminable tristeza del poeta sea también la del lector, en la eternidad portátil del poema”. 


La Yapa

1Son varias. Esta primera es una conferencia que dio Borges en 1963 acerca de Lugones. Recordemos de paso que el prólogo de El Hacedor (1960) se lo dedicó Borges a Lugones, para de alguna manera disculparse. Y aquí también de paso, dos links de ese prólogo.


2-Tres poemas importantes de Lugones: El salmo pluvial, La blanca soledad y Ausencia.


3-Por último, pero no menos importante: Claves de lectura: poesía: Leopoldo Lugones, poeta. Un video hecho por el Canal Encuentro.





¡Nos deseo una muy buena semana poética! 

Los talleristas que quieran, suban sus poemas :), los esperamos siempre.

No dejemos que se nos piante el radar poético, salgamos a buscarlo, con el espíritu de quien sale a ver mariposas. 



Esta es la palabra del año: complicit

http://www.dictionary.com/e/word-of-the-year-2017/








jueves, 26 de octubre de 2017

Clase N° 18 /año 4 - martes 17 de octubre 2017

ARNALDO CALVEYRA
EL POETA 
EXTRANJERO 
EN TODOS LADOS

 Arnaldo Calveyra y, arriba, la portada de su Poesía reunida
Sus títulos, tanto de libros como de poemas y microrrelatos, instauran un otro lugar textual que va por otra cuerda, paralelamente, y ambos –texto y título- conforman en su escritura un poderoso tren que sale a la búsqueda de las preguntas del misterio, aquellas primeras y aquellas últimas.

Se trata de un enorme prolífico poeta de culto y escritor de prosa poética, mayormente desconocido y por pocos, como suele ocurrir con los poetas.


En el taller, antes de comenzar a entrar en la poética de Calveyra, trabajamos el recurso morfológico de la derivación y nuestros poetas leyeron sus trabajos.

La derivación es uno de los procedimientos de formación de palabras. En muchas lenguas, la derivación es la principal fuente de nuevas palabras. Permite designar conceptos relacionados semánticamente con otros, añadiendo afijos (por ej, cuchillada de cuchillo). La derivación permite que el léxico designe numerosos sentidos a partir de un número mucho más reducido de raíces o lexemas.

Con frecuencia la derivación comporta cambio de categoría gramatical (por ej. el verbo materializar deriva del adjetivo material, el cual a su vez deriva del sustantivo materia), mientras que en la flexión siempre se mantiene la categoría gramatical (por ej. las formas flexivas canto, cantaban, cantando son siempre verbales; las formas enfermero, enfermeras son siempre sustantivos).

Por otro lado, en cuanto a los cambios de significado, la derivación se parece a la composición, con la diferencia de que mientras la derivación usa afijos sin significado propio (como -izar añadido a material para formar materializar), en la composición se juntan morfemas que aislados ya tienen significado (como tela y araña en telaraña).


El conjunto de términos del léxico, formados a partir de un mismo lexema mediante afijos derivativos, conforma un campo semántico, llamado campo semántico de palabras derivadas de la raíz o lexema.

A veces, dentro de un campo semántico de palabras derivadas se dice que una palabra es una palabra derivada de otra si la segunda se puede formar a partir de afijos derivativos. Por ejemplo: sueño, soñar, soñito, soñoliento, etc.


Arnaldo Calveyra (Mansilla, Entre Ríos, 23 de febrero de 1929-París, 16 de enero de 2015) fue un poeta, novelista y dramaturgo argentino residente en París desde 1960. Fue condecorado por el gobierno francés con la Ordre des Arts et des Lettres.
Vivió en su provincia natal, Entre Ríos, y cursó estudios en 1943 en Concepción del Uruguay, luego se mudó a La Plata donde estudió filosofía en la Universidad de La Plata.

Obtuvo una beca y se instaló en París en 1960 donde conoció y trabajó junto a Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik, Claude Roy, Gaëtan Picon, Cristina Campo y Laure Bataillon.
Su primer libro, Cartas para que la alegría fue elogiado por Carlos Mastronardi en la revista Sur de Victoria Ocampo (1959). Murió en París -como dijo Vallejo de sí mismo- en 2015. 


Canción del marinero inmigrante

Vine una, dos veces,
aquí me quedé,
me conquistaron las veredas de Ensenada:
desparejas, era como
caminar en cubierta sobre un mar huracanado
ir perdiendo la memoria
es dejar un día de crear distancia,
ya no ser artefacto del mar
una vez, en una costa del sur,
logré escribir sobre una ola,
y fuimos varios en leerla,
la palabra palabra
por ese entonces era joven
y capaz de apagar un faro con un dedo,
las rocas aullaban escondites,
para las sirenas yo no era un marinero
de un mar cualquiera
me tendía a dormir
y las gaviotas lo borraban al sol
con dos alas,
impresión perpetua
de estarme vistiendo
para una fiesta
pequeña mandrágora de mi bolsillo,
fui yo quien abrazó al mansuela
del que todos se apartaban
en el puerto de Sydney
pero nunca lloré:
una vez que se empieza,
¿qué razones hay para dejar de llorar?
de un tío irlandés
heredé la palabra oblivion,
la encontré entre varios objetos
a mí destinados
a la muerte de ese human being,
amaneceres en hilachas,
días y noches en que el cielo
hiede a rata muerta
América la ofrecida, me digo
mirando el yuyal incesante

morir será
encender una lámpara
en la casa desconocida.



Del libro Cartas para que la alegría


El viaje lo trajimos lo mejor que se pudo. De todas las mariposas de alfalfa que nos siguieron desde Mansilla, la última se rezagó en Desvío Clé. Nos acompañamos ese trecho, ella con el volar y yo con la mirada. Venía con las alas de amarillo adiós, y, de tanto agitarse contra el aire, ya no alegraba una mariposa sino que una fuente ardía. Y corrió todavía con las alas de echar el resto: una mirada también ardiendo paralela al no puedo más en el costado de tren que siguió. La gallina que me diste la compartí con Rosa, ella me dio budín. En tren es casi lo que andar en mancarrón. Los que tocaban guitarra cuando me despedías vinieron alegres hasta Buenos Aires. Casi a mediodía entró el guarda con paso de "aquí van a suceder cosas", y hubo que ocultar a cuanta cotorra o pollo vivo inocente de Dios se estaba alimentando. En el ferry fue tan lindo mirar el agua. ¿Y sabes?, no supe que estaba triste hasta que me pidieron que cantara.

No te dije de la luna. La luna es lo más alto. Cuando la mirábamos, ¿por qué hacíamos retemblar el índice sobre el labio hasta provocar un beruberu de acompañarla? ¿Nos lo enseñaste tú o papá? ¿Y qué era su despabilarse en niño Jesús subido al burrito sobre esa lumbre de peligro? Dame esas noticias. Nos quedábamos hasta bien tarde en enero para mirar. Ahí la tengo en el patio ahora, es lo más alto. La dejé atada del pino, mi cometa plateada y mi compaña, y me entré luna arriba para que muchos niños.



Del libro Iguana, iguana


La siesta del domingo Entreabierto a las miradas, el pulcro panteón donde reposan, unos frente a otros, los miembros de una familia. El sol que cae casi a plomo, penetra sin embargo en el inmóvil grupo. Aquí, a la izquierda y por poco en el suelo, el padre. Sobre esa oscura encina, la madre. En el tercer estante, el más joven de los hijos, muerto joven. A la derecha, las muchachas, muertas de muchos años. En lo que es el piso, si se levantara de su argolla la losa, se vería reposar, en el fervor de la penumbra, con los amigos que más tarde fueron sus cuñados, los restantes hijos varones repitiendo el prolijo conjunto de arriba. Pero hay una repetición más densa en la muerte: los hermanos mayores vivieron, aún solteros, apartados de la casa por un enorme patio, hermoso como un bosque. En esas habitaciones recibían amigos, tenían una guitarra. Ahora, entre ellos mismos en severo desnivel, y debajo de los padres, de las buenas hermanas, de su hermano más joven, descansan. Se diría que allá abajo, ocultos por la pesada losa como antes por el bosque, siguen conspirando hermosuras, siguen fuertes en la cacería nocturna, ajenos a la severidad paterna, a la inocencia pacífica, al candor de los blanquísimos paños bordados. Hay una repetición en la muerte. También la casa, cuando todos ellos estaban en la tierra, permanecía abierta, y con los días festivos hasta el humo de la chimenea despachaba limpieza. Ahora que la muerte recata la puerta y la entreabre sólo, todos duermen la siesta campesina.



Del libro Diario del fumigador de guardia


Duerme el fumigador decano, ha envejecido como envejecen algunos maestros de la costa oriental del Uruguay. Poco a poco la muerte se va cansando de darlo de alta. Un estuario arrecia, la mente entra en olores. Antes de dormirse nos contó la historia de la laucha que encontró muerta en una lata de conserva. Y ahora mientras duerme parece estar pensando en otra cosa, tan excluyente el gesto, tan levantadas las cejas. Duerme y respira al mismo tiempo debajo del sauce y en una habitación azotada por respiraciones adversas. Los mosquitos que se posan sobre su frente caen muertos, fulminados al instante. -Pasado de gas, aclara el compañero, está a punto de despertarse.



De Libro de las mariposas


No me has encontrado, me anduve empapando de rocío. Temprano irisado. Iba cantando, iba contándome, iba abriendo maizales con el canto al canto. Los perros lo toreaban a Dios de tan visible.


¡Despierta, viene el día, un pájaro se suelta de los ríos, despierta! Le van quedando dos velas a la luna, vela del sur, vela del oeste, mariposa, mariposa enloquecida con su sombra descubierta. ¡No queda nadie en casa! ¡No duermas más, despierta, el agua no tiene imágenes, los caballos no imaginan!...


Anda con el telegrama por el monte. Voy a su encuentro, el telegrama tiene una flecha con mi nombre. Le queda un poco de luz a la sombra, verde, sombra del pájaro, y en seguida oscuro y esa voz con mi nombre. (Si pudiera salirme de mi nombre, entrarme en el trébol con su oferta de imanes...) -Una piedra, su caballo casi rueda. Arena ahora. Agua. Sendero ahora. Ahora llega aquí donde lo aguardo, desde lo alto de su oscuro ha de leerme esta palabra.


La mañana vuelve con el árbol. Con el pájaro. Ciudad extinta, el fósforo se apaga en el pabilo. Conciliábulo de techos acosados miran beberse la gota sola, la gota sucia. ¿Vuelve una luz a su tronco de espino?, ¿vuelve el árbol por su nombre, y donde les dicen no caminarás no se den vuelta no se den vuelta? La vertiente se desliza, helada.
Del libro Apuntes para una reencarnación


Palabras a no dudarlo, palabras, no otra cosa. Palabras en lugares, las mismas en diferentes textos, palabras vueltas del revés desde la primera letra. A punto de poema. Halladas en ocasiones, en lindes de un olvido, en manos aún torpes de aprendices de sol y de sombra, ¿poesía qué, cuándo, poesía cómo? Acentos tales. Palabras que quieren decirnos algo oculto desde siempre por las parcas de los sueños, escondido entre los pliegues.



Algunos de sus títulos y ediciones son:

Cartas para que la alegría, Cooperativa Impresora y Distribuidora, Buenos Aires, 1959.


El diputado está triste, Editorial Leonardo, Buenos Aires, 1959.

Moctezuma, Collection Théâtre du Monde Entier, Editorial Gallimard, 1969

Iguana, iguana, Editorial Actes Sud, 1985

L'éclipse de la balle, Editorial Papiers-Actes Sud, 1988

Los bares / Les bars (con Antonio Segui) Editorial Les Yeux ouverts, Ginebra, 1988.

La cama de Aurelia, Editorial Plaza y Janés, Barcelona, 1990.

El hombre del Luxemburgo, Editorial Tusquets, Barcelona, 1997.

Le livre du miroir, Ed. Actes Sud, (traducido por Silvia Baron Supervielle).

Apuntes para una reencarnación, (poetry) Diario de poesía, No. 53, Buenos Aires,

Si la Argentina fuera una novela, Editorial Simurg, Buenos Aires, 2000.

Libro de las mariposas, Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2001.

Diario del fumigador de guardia, Editorial VOX, Bahía Blanca, 2002.

El origen de la luz, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2004.

Livre des papillons/Libro de las mariposas (poetry), Editorial Le temps qu'il fait, 2004

Maizal del gregoriano, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2005.

Tres hombres, Editorial Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2005.

Diario de Eleusis, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2006.

Poesía reunida, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2008.

El cuaderno griego, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009.

El caballo blanco de Mozart, Editorial La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2010.

Una flor para Selma, Editorial La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2010.

Cartas para que la alegría, Editorial Mágicas Naranjas, Buenos Aires, 2011.


La Yapa

1-14 de mayo de 2014 estuvo en el Malba, junto a Pablo Gianera y Matías Serra Bradford. Leyó fragmentos de Novela, su último libro, y también del Diario del fumigador de guardiay respondió algunas preguntas. 


2-17 de enero de 2015, la nota publicada por su fallecimiento. 




¡Nos deseo una muy buena semana poética! 

Los talleristas que quieran, suban sus poemas :)